lunes, 5 de octubre de 2009
El Acoso
Entonces escucho que entran dos personas y una le dice el otro.
-Viste que a Gutiérrez lo anda buscando la policía, por que parece que la secretaria del director lo denuncio por acoso sexual.
-No me digas, le respondió el otro, te confieso que le veía cara de lujurioso al atorrante.
Al oír eso me incorpore abruptamente sobre el asiento de porcelana.
Pero Gutiérrez soy yo, no hay otro en la empresa que se llame de esa manera, pero ¿me acusan de acoso?. Ya se que esta buena la mina, de eso no hay dudas, pero para acosarla no da la cosa. Mientras yo pensaba esto sentía como las gotas de transpiración surcaban todo mi cuerpo.
Seguí pensando, o acaso será por esa vez que le estaba mirando el culo en el ascensor y justo se dio vuelta y me pesco justito. Y… sumándole la vez que me descubrió mirándole los senos por el escote, cuando ella estaba sentada en el escritorio y yo fui a entregarle un carpeta. En esos momentos sentí como lo pequeño del baño se hacia aun más diminuto, el oxigeno había desaparecido.
No… pensé al fin, ya se, ya lo entiendo todo, fue por lo de la semana pasada que la apoye sin querer en la fotocopiadora, pero no tuve la culpa el espacio es tan reducido que es imposible tener contacto con el cuerpo de aquel que esta sacando fotocopias delante nuestro, y aparte con el lomo que tiene ese minon como para no tirársele arriba, cosa que no hice como un infeliz trate de de no tocarla para nada y fue ella la que me apoyo, a mi, en realidad.
No, ya se lo que pasa, se fue de mambo con el Shopin y quiere rescatar guita con algún gil, por que sino el marido la estrangula.
Cuando estaba a punto de desmayarme, sentí que alguien e golpeó la puerta del baña y me dijo “Che Gutiérrez dale loco apurate que no aguanto más”. ¿Qué? ¿Qué? ¿Cómo? huy me quede dormido, salí del pequeño cuarto con el mayor disimulo. Y si, no lo podía decir que me había quedado dormido ni mucho menos lo que me había soñado.
Relato del ascensor
A - Hola ¿se encuentra el Licenciado Gianni Terranova?
T - Si él habla, ¿Quién es?
A - Que tal Licenciado, soy Alejandro Pugliese, hoy tenemos concertada una entrevista, pero lo molesto por el teléfono debido a que me da la impresión que no funciona el portero eléctrico.
T - Ha, si si, efectivamente no funciona, pero habían puesto un cartelito, sin lugar a dudas el viento lo ha sacado de lugar, le pido por favor que me espere un instante para que baja a abrir la puerta.
A - Muy bien, lo espero.
Luego de un breve tiempo apareció el Licenciado Terranova, detrás del vidrio de la puerta de entrada, introduciendo la llave en la cerradura y una vez abierta la puerta extiende su mano para saludar a Alejandro. Luego de presentarse formalmente, llegan hasta la puerta del consultorio previo un breve viaje en ascensor.
La charla de presentación transcurrió normal, Alejandro expreso el motivo principal por el cual pensaba que necesitaba psicoanálisis, unos ataques de pánico que estuvo sufriendo desde un tiempo atrás hacia acá, concertaron otro encuentro para la semana siguiente con la perspectiva de seguir encontrándose con una regularidad semanal.
Se levanta de las sillas de donde estaban sentados y se dirigen hacia la puerta de salida del departamento que funcionaba como consultorio, una vez afuera se pararon frente a las puertas de los ascensores al tiempo que el Licenciado presionaba el botón para llamar el ascensor y se quedan esperándolo en silencio. Cuando llegó el medio por el cual tenían intenciones de descender hasta la planta baja, se indujeron dentro del mismo he inmediatamente iniciaron el viaje, pero a mitad de camino el ascensor se detuvo abruptamente mientras que la iluminación se atenuó paulatinamente. Alejandro se sonríe el tiempo que piensa "que situación mas irrisoria, encerrado con un psicoanalista me, podría agarrar claustrofobia y tendría quien me ayude", pero salió del trances violentamente cuando el Licenciado Terranova lo tomó del brazo y lo miró con ojos desorbitados mientras intentaba aflojarse el nudo de la corbata, suplicándole desesperadamente "socorro, socorro, me asfixio". Alejandro se quedó observando al Licenciado, mientras que este último empezó a cambiar de color, a un rojo fluorescente (al menos eso le pareció a Alejandro).
Licenciado, Licenciado - dijo Alejandro - que le pasa, que le ocurre, ¿es el corazón?, ¿un derrame? Licenciado por favor... ¡socorro! ¡Socorro! ¡Alguien que pueda ayudarme, tengo a una persona que se esta muriendo!. Inmediatamente escuchó una voz, que lo alivió, diciéndole - ya estamos solucionando el problema en el ascensor por favor aléjense de la puerta que en cualquier momento va a arrancar". Al cabo de 30 segundos el ascensor empezó a funcionar hasta llegar a planta baja, allí Alejandro vio que una persona con ropas de trabajo abrió la puerta del ascensor, esta persona le ayudó a arrastrar al Licenciado hasta el pasillo de ingreso al edificio en donde, este ultimo recobró la compostura y sus signos vitales retornaron a la normalidad.
Un vez que se repuso el Licenciado, Alejandro le pregunto que fue lo que le había pasado, este le contesta que sufrió un ataque de pánico, que es la primera vez que le ocurre algo parecido, seguramente es causa de algún evento que le habrá ocurrió durante estas ultimas semanas. Después de un pequeño silencio, el Licenciado le comenta que si le parecía podría recomendarle a otro psicoanalista de confianza. Pero a Alejandro le pareció que si fue capaz de aceptar que tuvo pánico, a pesar de ser un profesional del ámbito de la psicología, entonces seria digno de merecer su confianza y es el día de hoy que recuerdan el episodio con mucho cariño.
Leonardo Reale (Maguy) (01-05-2005)
Paginas en blanco
Lentamente lo abrí, y en su interior encontré un libro sin titulo, sin editorial, con tapa de cuero. Lo volví a mirar, me devolvió la mirada, pero no me dijo nada. Comencé a hojear el libro y me sorprendí al ver que no había nada escrito, ni una sola palabra, ni una sola letra, solo una gran sucesión de paginas en blanco.
Hijo -me dijo- como veras el libro esta en blanco, ni una sola letra esta escrito en él. Este es mi regalo, un regalo que nos venimos entregando de generación en generación.
Pero –le dije- esta en blanco, ¿que tengo que hacer? No soy escritor, no se buscar historias, ni redactar cuentos.
No, no, nada de eso y en realidad bastante de ello. Es un libro en blanco, que simboliza un recién nacido, como todos cuando nacemos, no hay nada escrito en nosotros, vamos imprimiendo porco a poco en nuestras paginas nuestra historia, nuestra propia, única e irrepetible historia. El libro en blanco sos vos, querido hijo, es tarea tuya completarlo, ir escribiendo los capítulos de tu vida. Puedes utilizar todos los géneros que quieras, yo personalmente te aconsejo la pesia. Pero padre – le dije interrumpiéndolo, un poco exaltado- no creo tener la pericia para completarlo. Bueno –continua mi padre-, si quieres que tu libro, sea un libro sabio deberás esmerarte en mejorar la caligrafía y luego en mejorar y enriquecer tu prosa, no caigas por favor, en copiar la prosa de otros, desde luego mientras aprendas no te va a quedar mas remedio que ir copiando la prosa de otros, pero en algún momento tendrás que tomar vuelo propio y surcar los cielos con tu literatura. Es que, al fin y al cabo, es lo único que te llevaras de este mundo, no un escrito es estas pagina físicas, sino lo que escribas en las hojas te tu alma. Ese será tu gran y preciado tesoro, un tesoro que nadie te podrá quitar, un tesoro que será tuyo para siempre. Es tu deber que nuestras generaciones siguientes reciban este regalo, que en realidad lo recibimos todos pero que no es fácil tomar conciencia de ello.Seguidamente nos abrasamos, lloramos, sentí haber recibido un gran presente, él sintió que me entrego algo maravilloso. Un presente del que no somos dueños, un presente que debemos hacer fluir por entre las generaciones y las infinitas gentes. Un presente de amor, de generosidad y de esperanzas.
El despertar de Pegaso
Detenerse al borde del precipicio,
Contemplarlo, mirarlo frente a frente,
Penetrar hasta lo más profundo de sus ojos,
Entrar en pánico, sudar, traspasar el vértigo
Y finalmente saltar….
Arrojarse a las corrientes de aire,
Dejarse sostener por una red invisible,
Incorpórea e incontinente.
Es el salto de fe, crédulo he “ignorante”
El que nos pone a prueba en nuestra espiritualidad,
Última y primera.
Es quedarse, luego del salto, en el instante previo
Al desplome vertiginoso del cuerpo,
En el punto de separación con el alma que lo abandona y lo deja caer,
es cuando las alas se despiertan y todo es metafísico he hipersexual.
Leonardo Reale (Maguy)
lunes, 28 de septiembre de 2009
Y si de verdad uno no puede verse…
Hace unos cuantos días que vengo pensando algo que me preocupa un poco…
¿Cómo explicarlo? Por lo general uno critica, o se suma a la critica que otro la hace a un tercero. Cosas tales como “que tonto” mira lo que hizo o lo que dijo o lo que no hizo, “que infeliz” tal cosa, o “que mediocre” tal otra… y así una infinidad de posibilidades de criticas hacia un prójimo desamparado.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Las olas y el viento, la playa y el mar...
1- En la playa en donde golpea el mar de las multitudes, no se encuentran caracolas, tan solo soledades.
2- En el mar de las miserias, naufraga el virtuoso y navega gallardo el miserable.