Subir hasta el piso 1000,
Detenerse al borde del precipicio,
Contemplarlo, mirarlo frente a frente,
Penetrar hasta lo más profundo de sus ojos,
Entrar en pánico, sudar, traspasar el vértigo
Y finalmente saltar….
Arrojarse a las corrientes de aire,
Dejarse sostener por una red invisible,
Incorpórea e incontinente.
Es el salto de fe, crédulo he “ignorante”
El que nos pone a prueba en nuestra espiritualidad,
Última y primera.
Es quedarse, luego del salto, en el instante previo
Al desplome vertiginoso del cuerpo,
En el punto de separación con el alma que lo abandona y lo deja caer,
es cuando las alas se despiertan y todo es metafísico he hipersexual.
Leonardo Reale (Maguy)
Detenerse al borde del precipicio,
Contemplarlo, mirarlo frente a frente,
Penetrar hasta lo más profundo de sus ojos,
Entrar en pánico, sudar, traspasar el vértigo
Y finalmente saltar….
Arrojarse a las corrientes de aire,
Dejarse sostener por una red invisible,
Incorpórea e incontinente.
Es el salto de fe, crédulo he “ignorante”
El que nos pone a prueba en nuestra espiritualidad,
Última y primera.
Es quedarse, luego del salto, en el instante previo
Al desplome vertiginoso del cuerpo,
En el punto de separación con el alma que lo abandona y lo deja caer,
es cuando las alas se despiertan y todo es metafísico he hipersexual.
Leonardo Reale (Maguy)
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