Alejandro, por fin, decidió ir a un psicoanalista para tratar el tema de los ataques de pánico que estuvo sufriendo en los últimos meses. Al llegar a la dirección indicada, contempló el lugar en donde estaba ubicado el consultorio y, si bien lo sabía, había notado que estaba en un edificio en pleno centro de la ciudad, sobre una avenida muy transitada por taxis, colectivo y vehículos particulares. Ni bien estuvo parado frente al portero eléctrico llamó y se quedó esperando pacientemente, después de un rato insistió nuevamente sin éxito, por lo que comienza a sospechar que el portero eléctrico no funcionaba, entonces astutamente tomó su teléfono móvil y llamó al psicoanalista
A - Hola ¿se encuentra el Licenciado Gianni Terranova?
T - Si él habla, ¿Quién es?
A - Que tal Licenciado, soy Alejandro Pugliese, hoy tenemos concertada una entrevista, pero lo molesto por el teléfono debido a que me da la impresión que no funciona el portero eléctrico.
T - Ha, si si, efectivamente no funciona, pero habían puesto un cartelito, sin lugar a dudas el viento lo ha sacado de lugar, le pido por favor que me espere un instante para que baja a abrir la puerta.
A - Muy bien, lo espero.
Luego de un breve tiempo apareció el Licenciado Terranova, detrás del vidrio de la puerta de entrada, introduciendo la llave en la cerradura y una vez abierta la puerta extiende su mano para saludar a Alejandro. Luego de presentarse formalmente, llegan hasta la puerta del consultorio previo un breve viaje en ascensor.
La charla de presentación transcurrió normal, Alejandro expreso el motivo principal por el cual pensaba que necesitaba psicoanálisis, unos ataques de pánico que estuvo sufriendo desde un tiempo atrás hacia acá, concertaron otro encuentro para la semana siguiente con la perspectiva de seguir encontrándose con una regularidad semanal.
Se levanta de las sillas de donde estaban sentados y se dirigen hacia la puerta de salida del departamento que funcionaba como consultorio, una vez afuera se pararon frente a las puertas de los ascensores al tiempo que el Licenciado presionaba el botón para llamar el ascensor y se quedan esperándolo en silencio. Cuando llegó el medio por el cual tenían intenciones de descender hasta la planta baja, se indujeron dentro del mismo he inmediatamente iniciaron el viaje, pero a mitad de camino el ascensor se detuvo abruptamente mientras que la iluminación se atenuó paulatinamente. Alejandro se sonríe el tiempo que piensa "que situación mas irrisoria, encerrado con un psicoanalista me, podría agarrar claustrofobia y tendría quien me ayude", pero salió del trances violentamente cuando el Licenciado Terranova lo tomó del brazo y lo miró con ojos desorbitados mientras intentaba aflojarse el nudo de la corbata, suplicándole desesperadamente "socorro, socorro, me asfixio". Alejandro se quedó observando al Licenciado, mientras que este último empezó a cambiar de color, a un rojo fluorescente (al menos eso le pareció a Alejandro).
Licenciado, Licenciado - dijo Alejandro - que le pasa, que le ocurre, ¿es el corazón?, ¿un derrame? Licenciado por favor... ¡socorro! ¡Socorro! ¡Alguien que pueda ayudarme, tengo a una persona que se esta muriendo!. Inmediatamente escuchó una voz, que lo alivió, diciéndole - ya estamos solucionando el problema en el ascensor por favor aléjense de la puerta que en cualquier momento va a arrancar". Al cabo de 30 segundos el ascensor empezó a funcionar hasta llegar a planta baja, allí Alejandro vio que una persona con ropas de trabajo abrió la puerta del ascensor, esta persona le ayudó a arrastrar al Licenciado hasta el pasillo de ingreso al edificio en donde, este ultimo recobró la compostura y sus signos vitales retornaron a la normalidad.
Un vez que se repuso el Licenciado, Alejandro le pregunto que fue lo que le había pasado, este le contesta que sufrió un ataque de pánico, que es la primera vez que le ocurre algo parecido, seguramente es causa de algún evento que le habrá ocurrió durante estas ultimas semanas. Después de un pequeño silencio, el Licenciado le comenta que si le parecía podría recomendarle a otro psicoanalista de confianza. Pero a Alejandro le pareció que si fue capaz de aceptar que tuvo pánico, a pesar de ser un profesional del ámbito de la psicología, entonces seria digno de merecer su confianza y es el día de hoy que recuerdan el episodio con mucho cariño.
Leonardo Reale (Maguy) (01-05-2005)
lunes, 5 de octubre de 2009
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